Viajar a Chile era algo que llevaba ya mucho tiempo rondando por mi cabeza. Todavía no había sido capaz de cruzar el charco en ninguno de mis viajes anteriores y lo concebía como una muy buena opción para iniciarme en estos viajes de casi 1 día de duración. Todo viene porque desde pequeño siempre me habían contado que mi abuelo, Salvador, al que no conocí, era chileno y que parte de nuestra familia materna actualmente hacían vida allí. Y poca más información. Esto hacía que viajar a Chile tuviera un doble significado, por un lado, conocer un poco más sobre las raíces de uno mismo, y por otro, conocer un país que sobre el mapa tenía pinta de ser espectacular.
El viaje se materializó gracias a mi hermano, que después de currarse la carrera de medicina y el consecuente examen del mir, necesitaba gozar de un tiempo suficiente amplio de relax para “olvidarse de todo”. Yo aproveché la oferta. Tener la posibilidad de viajar con tu hermano y tu madre a un lugar tan especial no es algo que se pueda hacer todos los días, así que tenía que ser sí o sí…y fue casi sí, porque obviamente no disponía de todo el tiempo de viaje que estaban planificando (es lo que tiene el curro).
Sacamos el billete en Noviembre y nos pusimos en manos de Adri para que en sus momentos de “descanso” nos organizara un superviaje. Echando la vista atrás, y como siempre que uno decide hacer este tipo de repasos mentales, todo ha pasado muy rápido! Todavía recuerdo el momento en que salimos del aeropuerto de Santiago al área de espera sin saber muy bien cómo íbamos a reconocer al tío Agustín y al primo Manolo! ;-)
En esos primeros días aprendí más de mi familia materna que en toda mi vida, fotos, historias, cartas, me hicieron transportarme a la época de mi abuelo y establecer ciertas conexiones de familia (no todas, demasiada información en poco tiempo). Pero además, y lo más importante, por fin puse “cara” y “nombre” a parte de la familia chilena. Todo un momento muy especial, que se hizo todavía más agradable por el gran recibimiento que nos ofrecieron.
Del resto del viaje, pues ya lo habéis ido siguiendo en la crónica del blog. Chile es un país maravilloso, el Pacífico, los Andes, glaciares, termas, desierto, la Patagonia, selva Valdiviana, islas, araucanas…y todo esto y más, aderezado con gentes encantadoras. Allá donde hemos ido no hemos tenido ningún tipo de problema, y salvo la cancelación de la navegación desde Puerto Montt a Puerto Natales, todo ha salido a pedir de boca (y que siga así!).
También es cierto que viajar es fácil si se dispone del “comodín de la llamada”. Siempre que teníamos cualquier duda acudíamos a nuestro experto personal Manolo, que nos aconsejaba rápidamente porqué ruta seguir o dónde poder comer el plato típico de la zona. Todo un lujo.
Si tuviera que quedarme con algo en concreto del viaje, tendría que pensar tranquilamente qué elegir. Quizás por lo que me gusta el deporte y estar al aire libre, me quedaría, como no, con la escalada al volcán Villarrica (veo las fotos y no me lo creo)…toda una aventura difícil de explicar con palabras! Pero también me acuerdo de otros muchos momentos, como la noche que pasamos en el hostal de montaña cerca de Malalcahuello tras visitar la cumbre del volcán Navidad, la ruta en 4x4 por los caminos de Icalma, el baño en la playa de Coñaripe …y en las termas Geométricas! La historia de los fuertes españoles en Valdivia con su cañones milenarios, el viaje en catamarán por el lago Esmeralda con sus vistas idílicas al imponente volcán Osorno, la inmensa isla Chiloé, y…bueno, qué decir del Paine!...glaciares, senderos, guanacos, zodiac por el río, vistas espectaculares… como digo, es difícil decidirse, hay tanto que ver!!! y por desgracia, hay tan poco tiempo!!! El mío de este viaje ya se terminó (por cierto he llegado bien), de ahí el título de este mi primer y último aporte en lo que se refiere a creación de artículos (prometo comentar). A partir de aquí comienzan la 2ª Parte, en solitario, Carmen y Adri, por el norte (Arica), cambio radical del paisaje, pero seguro que igual de lindo.
Me despido de ellos con pena, porque lo hemos pasado genial. Ha sido una gran experiencia poder compartir estos 18 días de aventura con ellos, fuera totalmente de los que es la rutina, fuera de lo que es el día a día de cada uno de los 3. Me voy con la sensación de haberles conocido un poquito mejor (suena raro decir esto de tu madre y tu hermano), lo que seguro que me ha hecho “crecer” un poquito más…por supuesto, habrá que repetir este tipo de viajes, aunque habrá que discutir sobre la duración!
Y poco más, con estas palabras me despido, no sin antes mandar un fuerte beso al tío Agustín y Lily y a sus tres maravillosas hijas Lily, Anne y Ceci,… y al resto de la family (sois unos cuantos) y por supuesto, al primo Manolo!!...MUCHAS GRACIAS A TODOS…nos volveremos a ver, sino por España, cuando regrese para conocer el norte, que por supuesto, me queda pendiente!!!
Un abrazo. Ciao!
Miguel, de parte de ADri y Mamá te damos las gracias por este gran viaje. Ni subir el volcán Villarrica, ni andar 8 horas por el Paine, ni esperar interminablemente para sacar dinero, ni las horas de bus, ni las esperas en el aeropuerto, etc. nada de eso fue tan duro como tener que decirte "adios". Ayer te echamos mucho, MUCHO, de menos!
ResponderEliminarPara contestarte a tu entrada del blog hemos creado esta otra, dedicada para ti, con tus fotos del viaje, para que puedas recordar buenos momentos.
Un abrazo! (de 6 segundos mínimo)